La filial asturiana de la histórica Editorial Losada abandona el Principado y se traslada a Argentina tras haber reducido todo su personal a un empleado, haber obtenido sólo 635,01 euros de beneficios y presentar deudas a corto plazo superiores al capital social de la entidad, según datos oficiales fechados a 31 de marzo de 2007. Esta «quiebra técnica» es el resultado final de seis años de trabajo, cinco bajo el amparo económico del Gobierno regional.
El Ejecutivo financió el establecimiento en Asturias de la nueva empresa con una inversión de 240.000 euros, el 40 por ciento del capital fundacional. En su día, el presidente Álvarez Areces aseguró que el asentamiento en Asturias de la editorial supondría «un motor para la dinamización de la actividad cultural» en la comunidad autónoma. En las cuentas del pasado marzo constan unos ingresos de 337.825,06 euros para hacer frente a unas deudas a corto plazo que suman 546.508,89 euros.
Editorial Losada, S. L. fue registrada en Asturias en 2001 con el empresario ovetense afincado en Buenos Aires José Juan Fernández Reguera como gerente. Fernández Reguera es el accionista mayoritario desde 1990 de la empresa homónima radicada en la capital argentina.
Losada argentina nació en 1938 de la mano de Gonzalo Losada, Amado Alonso y Guillermo de Torre. Alcanzó su prestigio gracias a haber servido como altavoz a los intelectuales españoles en el exilio: Alejandro Casona, Ramón Gómez de la Serna, León Felipe y la Generación del 27, entre otros.
Losada se estableció en el Principado con el amparo del Gobierno regional, que decidió hacerse con el cuarenta por ciento del capital social con el fin de que la empresa sirviera de «motor para la dinamización cultural de la región». El apoyo a este proyecto vino después de que el presidente Vicente Álvarez Areces acogiera de una forma «magnífica» el establecimiento en Asturias de la prestigiosa editorial, según se puede leer en «Una historia abierta» (Madrid, Losada, 2002, páginas 128 y 129), la primera publicación de la filial asturiana.
El nombre del histórico sello argentino fue el crédito más destacable con que el empresario asturiano Fernández Reguera llamó a las puertas del antiguo Instituto de Fomento Regional (actual IDEPA), que invirtió en la operación 240.000 euros. La inversión actual la gestiona la empresa Sociedad Regional de Promoción (SRP), aunque en 2007, tras una reducción de capital, la inversión pública se redujo a 144.000 euros, si bien se mantuvo el mismo porcentaje en el reparto accionarial.
El 12 de abril de 2002 el presidente del Principado, el entonces consejero de Cultura, Javier Fernández Vallina, y Fernández Reguera anunciaron a los medios de comunicación la inversión empresarial. En aquella comparecencia, Areces resumió el año de negociaciones con el empresario ovetense considerando que la instalación de Losada en Asturias era «un viaje de ida y vuelta de la otra orilla del Atlántico».
Desde 2001 y hasta ahora, según la agencia del ISBN -que registra las publicaciones en España-, Losada ha editado noventa y cuatro títulos -dos, en este 2008-. La mayor parte de ellos han sido reediciones y traducciones procedentes del catálogo argentino; unos pocos suponen verdaderas novedades y apenas cuatro son obras de autores asturianos pese a los compromisos adquiridos.
Fernández Reguera aseguró en aquella rueda de prensa que preveía crear cinco puestos de trabajo directos y hasta veinte indirectos. Según datos oficiales a los que ha tenido acceso este periódico, desde 2001 hasta el mes de marzo de 2007 el personal de la Losada asturiana nunca ha pasado de tres personas; de hecho, a finales de marzo sólo constaba un empleado, con una partida de gastos de personal de 52.973,40 euros.
Seis meses después de la rueda de prensa en la que se anunció que el Principado se aventuraba en el mundo editorial prestando su apoyo a la filial asturiana de Losada argentina, el palacio de Toreno acogía la fiesta de presentación pública de la nueva empresa. Areces presidió el acto declarando entonces que «apoyar esta empresa es la mejor manera de contribuir a una imagen positiva. Somos hijos e hijas de una cultura impresa y el solo nombre de Losada es una contraseña de acción cultural libre».
En aquella ocasión se dio a conocer el nombre del director de la editorial, Carlos Ortega, último director, a su vez, de la Biblioteca Nacional, en la época de Felipe González. Ortega en la actualidad trabaja en una delegación del Instituto Cervantes.
A finales de diciembre de 2002, Losada asturiana cerró su balance contable con unos 150.000 euros de pérdidas. En 2003 las pérdidas habían disminuido a 116.000, porque la facturación había aumentado a 400.000 euros. En 2004 las pérdidas se quedaron en más de 70.000 euros. En 2005 Losada consigue por primera vez beneficios: 963,85 euros, pero entonces las deudas ya superaban el medio millón de euros. En junio de 2006 los beneficios subieron a 30.075 euros, si bien se quedaron a finales de ese año en 635,01 euros, pero con unas deudas que rozaban los 550.000 euros. Es decir, desde 2005 Losada asturiana se halla en una delicada situación contable, con deudas a corto plazo que superan ampliamente los ingresos.
Ante esta situación, la SRP recomendó en abril de 2005 «la disolución de la sociedad o, en su caso, una reducción de capital» que se llevó a término en el mes de junio de ese mismo año, aunque los representantes públicos en aquella junta de accionistas se abstuvieron debido, según datos oficiales, «a que no se facilitó información suficiente para considerar esa medida como la más aconsejable para la viabilidad de la sociedad». La conclusión del ejercicio en el primer trimestre de 2007 es la siguiente: «La sociedad ha reducido su personal, llevando la gestión editorial el promotor desde Argentina», es decir, la inversión pública de Asturias está en el otro lado del Atlántico y la revitalización de la vida cultural en la región ha quedado en nada.
Via www.lne.es
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