Stan O'Neil, Charles Prince y Peter Wuffli, máximos responsables de Merrill Lynch, Citigroup y UBS, respectivamente, protagonizaron las salidas más sonadas del 2007.
Pero no es el único. El CEO de Bear Stearns. James E. Cayne estudia su salida a raíz de los coletazos de la crisis subprime. Sucede que el banco de inversión estadounidense registró pérdidas por importe neto de US$859 millones en el cuarto trimestre de su ejercicio fiscal, que concluyó el pasado 30 de noviembre, frente al beneficio de US$558 millones obtenido en el mismo periodo del año anterior.
Los malos resultados de Bear Stearns se produjeron especialmente en su división de mercados de capital, donde contabilizó una facturación negativa de US$956 millones, lastrada por la unidad de renta fija que sumó una cifra de negocio negativa de US$1.500 millones.
"Obviamente, estamos disgustados con los resultados de 2007, especialmente por el hecho de que la debilidad de nuestro segmento de renta fija haya contrarrestado el buen comportamiento de otras áreas", dijo James E. Cayne, tras la presentación de las cuentas, quien además anunció que tanto él, como todo el equipo ejecutivo de la entidad renunciaban al bonus correspondiente al ejercicio 2007.
En el conjunto del ejercicio, el banco de inversión obtuvo un beneficio neto de US$233 millones, lo que representa nueve veces menos que los US$2.100 millones ganados en el ejercicio anterior.
Asimismo, la facturación neta de la entidad sumó US$5.900 millones, un 35,8% menos que en el ejercicio anterior, mientras que su beneficio por acción cayó hasta los US$1,52 frente a los US$14,27 de 2006.
Por otro lado, Bear Stearns, que ha eliminado alrededor de 1.500 empleos desde que el pasado verano dos 'hedge funds' gestionados por el banco colapsaron, anunció el pasado mes de octubre que había alcanzado un acuerdo con el banco chino CITIC Securities para una inversión cruzada de US$1.000 millones.
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