lunes, 7 de julio de 2008

La crisis llega a las gasolineras con un descenso histórico de las ventas

El consumo de gasolina y gasoil, termómetro fiel de la economía de un país, cayó drásticamente en mayo. Esta situación, de la que la que no se recuerdan precedentes, se produce en plena desaceleración y con el precio disparado.

Las grandes petroleras han encendido todas las señales de alarma por el bajón de las ventas que están sufriendo las estaciones de servicio. En los cinco primeros meses del año, los surtidores han despachado en torno a un 2% menos de gasolinas y gasóleos, en comparación clon el mismo periodo de 2007, según datos de algunas de las compañías, suficientemente representativas del conjunto de las gasolineras en España.

En este país, hay una red de más de 8.600 estaciones de servicio, de las que más de 3.600 están en manos de Repsol y sus distintas marcas, como Campsa y Petronor. Más de 1.500 estaciones son de Cepsa, y más de 600 pertenecen a BP. Son los líderes del mercado, y en conjunto controlan una cuota de más de dos tercios de la red.

Una caída del 2% en las ventas en gasolineras es un dato muy relevante para el sector, que se enfrenta así a un nuevo entorno económico, desconocido desde hace años.

Constante
Lo normal, al menos desde hacía una década, era que el crecimiento de las ventas fuera constante año tras año. Entre 1997 y 2007, la demanda aumentó un 47%, hasta los 43,4 millones de toneladas, sobre todo por el tirón del gasoil, que ha llegado a representar seis veces más que la gasolina.

El descenso de las ventas de hidrocarburos, cuya demanda es de por sí bastante inelástica (sobre todo en automoción, donde los combustibles no tienen fácil sustitución), lleva a cuestionarse cómo de profunda es la crisis económica que se cierne sobre España, y cómo está interactuando con ella la escalada de los precio de los carburantes.

El canal de las gasolineras es un fiel termómetro de la marcha de un país. Sólo un frenazo brusco de la economía y de actividades como el transporte de mercancías, o un fuerte ajuste en el consumo por la escalada de precios, explicarían el descenso de las ventas de gasolinas y gasóleos. El precio del gasóleo, que en los cinco primeros meses del año superó por primera vez al de la gasolina, ha aumentado cerca de un 20%, hasta 1,29 euros por litro, mientras que la gasolina se ha incrementado un 12%, hasta 1,25 euros.

Lo preocupante no es el volumen absoluto de la caída de ventas en los cinco primeros meses, sino la velocidad que está adquiriendo esa tendencia. En enero, las ventas cayeron ligeramente (algo menos del 1%). En febrero, subieron un 3%. En marzo, descendieron bruscamente (se calcula que entre un 5% y un 7%). En abril, se estabilizaron.

La mejor comparación
Ha sido mayo, con un descenso del 4%, lo que realmente ha puesto nerviosas a las petroleras. Mayo es el primer mes en el que no existe ningún factor extraordinario que distorsione las comparaciones. Es decir, ofrece el primer dato real de lo que está pasando. Meses como los de marzo y abril, por ejemplo, están distorsionados por la Semana Santa, un periodo vacacional en el que, por el gran volumen de desplazamientos en coche, se incrementan las ventas. Todavía no hay datos de las ventas de junio, un mes que, en cualquier caso, estará distorsionado por la huelga de transportistas.

Más promociones de las compañías y menos ingresos para el Estado
A pocos españoles les gusta ya ese manido chiste de que la gasolina no sube, porque "yo siempre echo 30 euros..." El año 2008 pasará a la historia porque el crudo lo ha puesto crudo en términos económicos. Desde enero, el barril de Brent ha subido un 50%, hasta 144 dólares. La situación se ha trasladado de forma automática a los precios que paga el consumidor en las gasolineras, con encarecimientos de cerca de un 20% para el gasoil, y de más del 12% en gasolinas. Aunque repostar sigue siendo más barato en España que en Francia, Alemania o Italia, aquí hay un problema. Las tensiones en los precios se han cebado con el gasoil, que abastece al 70% del parque de automóviles del país.

¿Las ventas de combustible están bajando porque los precios suben, o porque hay menos actividad económica, es decir, porque hay una crisis de gran calado? El debate puede ser intenso, pero en lo que no hay duda es en las consecuencias de la caída de las ventas. Las petroleras han intensificado sus campañas promocionales para captar más clientes, a consta de la competencia. Repsol, por ejemplo, sortea coches. BP da premios al cliente que sume puntos por repostar en sus estaciones. Cepsa ha puesto en marcha anuncios en televisión para promocionar nuevos productos.

El Estado es el otro gran afectado por las ventas de combustibles. Cada litro está gravado con unas tasas de entre el 40% y el 50%, dependiendo del producto. Aunque los precios han subido (más ingresos), la caída de ventas (menos ingresos) ha sido superior. Entre enero y abril, la recaudación de la Administración (Estado y Comunidades Autónomas) por impuestos especiales de hidrocarburos han caído un 3,1%, hasta 3.373 millones. Sólo los del Estado han caído un 7,1%, hasta 1.915 millones.


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